domingo, 17 de março de 2013

Delegado Geral OCD da Argentina escreve sobre o Papa

 

(Brevemente com tradução.)
 

Queridos hermanas y hermanos:
Con mucha alegría y emoción me uno a todos Uds. en acción de gracias por la elección del Papa Francisco para toda nuestra Iglesia.
Gracias por la cercanía y por tantos saludos de adhesión a lo que se está viviendo por estas tierras argentinas, tierras del "fin del mundo" como bien lo expresó el nuevo Papa.
No puedo dejar de hacer referencia al significado particular para toda la familia Carmelitana de Argentina de esta elección del Cardenal Bergoglio como sucesor de Pedro. El Padre Jorge (como solíamos decirle en confianza), ha manifestado desde siempre su cercanía y amistad tanto para con las Carmelitas Descalzas como para con los Frailes. Cercanía que se ha manifestado con su constante presencia y atención a tantos requerimientos en celebraciones festivas y de un modo muy especial en las últimas 6 Ordenaciones Sacerdotales del Carmelo. Por gracia de Dios algunos de nuestros hermanos -los PP. Pablo Fabián, Ricardo, Pablo Gabriel, Luis, Pablo Guillermo y David- han recibido este sacramento por la imposición de sus manos y la acción del Espíritu Santo y siempre nos ha resultado del todo grato su cercanía y predilección por los Santos del Carmelo.
Lo conocemos desde que era un sacerdote más en la Iglesia de la Compañía de Jesús, en la ciudad de Córdoba. Con su fiel presencia en el confesionario era dispensador de gracia y consuelo para quienes nos acercábamos allí. Ahí comenzó su cercanía y amistad para con unos cuantos frailes, estudiantes por aquellas épocas; luego fue nombrado Obispo Auxiliar de Buenos Aires y, aunque trasladado allí, siguió ofreciéndonos su auxilio espiritual y atendiendo a nuestros requerimientos a tal punto que, en una oportunidad, se acercó a nuestra Casa en la ciudad de La Plata (ubicada a unos 60km de donde él estaba) para predicarnos el día de retiro a quienes éramos por ese entonces solo tres postulantes. Recuerdo que se presentó a nosotros bromeando y diciéndonos que debíamos ser tres postulantes muy importantes para que sólo pudiera predicarnos el retiro un Obispo. Ya como Arzobispo de Buenos Aires ha significado siempre una referencia espiritual para animar y estimular nuestras tareas ministeriales y pastorales. Con gestos realmente inauditos cuando, por ejemplo, en lugar presidir en la Catedral el Jueves Santo en la misa de la tarde, se iba a un hospital de niños o a la sala de los enfermos de sida, o a uno de las tantos acilos de ancianos de la ciudad a lavar y besar los pies de esa gente tan necesitada de Dios. O en la misa del día de Navidad, la cual celebraba preferentemente desde que fue hecho Obispo Auxiliar de Buenos Aires en las parroquias dentro de las villas miseria (llamadas en otros países chabolas o villas de emergencia) que existen en la periferia de la ciudad, junto a los ahora llamados ‘curas villeros’. Era ya común encontrarse sorpresivamente con él en el subterráneo o en los colectivos de línea, pues se movilizaba comúnmente en servicios públicos, mezclándose con la gente. Su gran sensibilidad social lo mostró cercanos a todos, pero en especial a los más necesitados, a cuyo encuentro, decía, la Iglesia debía salir. Siempre daba gusto leer sus Cartas Pastorales, de una inmensa profundidad y riqueza y, al mismo tiempo, siempre cercanas; sus homilías agudas, directas y concisas nos han "mal acostumbrado" a recibir en tantas ocasiones una luz especial para encarar las reflexiones comunitarias y otras tantas para nuestra Delegación General, ya que han servido de reflexión para dar inicio a nuestras reuniones de Consejo como así también para otras tantas cartas. En el Carmelo de Buenos Aires lo hemos disfrutado con su predilección por la Capilla de Santa Teresa (situada a unas 7 cuadras de la sede parroquial) donde se hizo presente en tantas oportunidades, acompañando a la gente más variada, a la que trataba familiarmente. Por gracia nos acompañó el día 23 de Diciembre pasado con motivo del cierre del 100° Aniversario de la creación de nuestra Parroquia Ntra. Señora del Carmelo, celebración que todavía hoy recordamos al igual que sus anécdotas y comentarios dentro de la Sacristía, donde impartió bendiciones y palabras amenas a la numerosísima feligresía como la que siempre convoca a donde vaya.
¿Qué más decir?... gracias al Espíritu Santo, quien con su influjo tocó las mentes y los corazones de los Cardenales reunidos en Cónclave y nos regaló un Papa amigo nuestro y, en definitiva, amigo de todo el Carmelo.
Un fraterno abrazo y seguimos en unión de oraciones, especialmente por el Papa Francisco…

Fr. Daniel L. Meurzet, ocd.
Delegado General de Argentina

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